SINOPSIS

Abordar el problema del diagnóstico en psicoanálisis trae siempre aparejada una doble sensación: por una parte, uno tiene la convicción de estar frente a una herramienta imprescindible para orientarse en el camino de la clínica, en la dirección de la cura, en el psicoanálisis mismo como praxis. En ese sentido el diagnóstico aparece como insoslayable para la marcha de cualquier análisis. Pero al mismo tiempo, si uno se adentra en el tema y transita por él, comienzan a surgir enojosos problemas clínicos y teóricos que nos evocan esa desagradable sensación de “piedrita en el zapato” que malogra en cierto modo cualquier marcha.

¿Cómo diagnosticamos? ¿Qué elementos debemos tomar en cuenta para discriminar, para diferenciar, y para concluir, por ejemplo, que alguien es psicótico? ¿Dónde se ve la psicosis del psicótico? ¿Se ve? ¿Hay elementos perceptibles, palpables, para diagnosticarla? ¿Será necesario encontrar algún fenómeno positivo que se considere elemental, alguna marca firme, o hay que tomar otro camino? ¿Cómo se diagnostica una psicosis no desencadenada? ¿Alcanza para ello con los llamados “fenómenos elementales”? ¿Es necesaria su presencia? ¿Es suficiente? ¿Es realmente crucial? ¿Qué especificidad tienen los fenómenos elementales? ¿En qué sentido son “fenómenos” y en qué radica su carácter de “elemental”? ¿Cómo los trabaja Lacan en distintos momentos, y por qué a partir de cierta época no vuelve sobre ellos?

Osmar Barberis se aventura a hablarnos del diagnóstico y no retrocede frente a estos problemas. Es más, en este libro los aborda, de una u otra manera, a todos. No para encontrarles una respuesta definitiva, sin duda, sino para ponerlos a trabajar a partir de una pregunta, aparentemente puntual, que es la suya: ¿cómo se diagnostica una psicosis no desencadenada? Se trata de señalar que el principal mérito de esta obra radica en la posición desde la que está escrito. Barberis se enfrenta a las preguntas sin apelar prematuramente a la fácil garantía de la autoridad: munido sólo de su propio criterio bucea en los argumentos: los contrapone, los sopesa, y concluye.

Extractos del prólogo de Carlos J. Escars

Comentarios

Autor: Osmar Barberis

Formato: Papel

Páginas: 128

Año: 2007

Editorial: Letra Viva

ISBN: 950-649-159-5

SINOPSIS

Abordar el problema del diagnóstico en psicoanálisis trae siempre aparejada una doble sensación: por una parte, uno tiene la convicción de estar frente a una herramienta imprescindible para orientarse en el camino de la clínica, en la dirección de la cura, en el psicoanálisis mismo como praxis. En ese sentido el diagnóstico aparece como insoslayable para la marcha de cualquier análisis. Pero al mismo tiempo, si uno se adentra en el tema y transita por él, comienzan a surgir enojosos problemas clínicos y teóricos que nos evocan esa desagradable sensación de “piedrita en el zapato” que malogra en cierto modo cualquier marcha.

¿Cómo diagnosticamos? ¿Qué elementos debemos tomar en cuenta para discriminar, para diferenciar, y para concluir, por ejemplo, que alguien es psicótico? ¿Dónde se ve la psicosis del psicótico? ¿Se ve? ¿Hay elementos perceptibles, palpables, para diagnosticarla? ¿Será necesario encontrar algún fenómeno positivo que se considere elemental, alguna marca firme, o hay que tomar otro camino? ¿Cómo se diagnostica una psicosis no desencadenada? ¿Alcanza para ello con los llamados “fenómenos elementales”? ¿Es necesaria su presencia? ¿Es suficiente? ¿Es realmente crucial? ¿Qué especificidad tienen los fenómenos elementales? ¿En qué sentido son “fenómenos” y en qué radica su carácter de “elemental”? ¿Cómo los trabaja Lacan en distintos momentos, y por qué a partir de cierta época no vuelve sobre ellos?

Osmar Barberis se aventura a hablarnos del diagnóstico y no retrocede frente a estos problemas. Es más, en este libro los aborda, de una u otra manera, a todos. No para encontrarles una respuesta definitiva, sin duda, sino para ponerlos a trabajar a partir de una pregunta, aparentemente puntual, que es la suya: ¿cómo se diagnostica una psicosis no desencadenada? Se trata de señalar que el principal mérito de esta obra radica en la posición desde la que está escrito. Barberis se enfrenta a las preguntas sin apelar prematuramente a la fácil garantía de la autoridad: munido sólo de su propio criterio bucea en los argumentos: los contrapone, los sopesa, y concluye.

Extractos del prólogo de Carlos J. Escars

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